viernes, 5 de junio de 2015

Expo Milán 2015 - El pabellón argentino en detalle




Por Juan Carlos Grassi

Cómo vio Ferias & Congresos al Pabellón Argentino en Expo Milán. Descripción de sus fortalezas y sugerencias para mejorar sus aspectos menos destacados 

Desde la primera exposición Universal realizada en 1851 en el Crystal Palace de Londres, hubo hasta la actualidad 64 eventos mundiales de estas características. La novedad de Expo Milán es que constituye el retorno de este tipo de manifestaciones expositivas al continente europeo occidental, luego de una década de predominio de sedes en Lejano Oriente: Aichi 2005 (Japón), Shanghai 2010 (China), y Yeosu 2012 (Corea). La excepción fue Zaragoza 2008 (España).

Otra particularidad es que es la segunda vez que la capital de Lombardía recibe una expo mundial; la primera fue en 1906, para celebrar la inauguración del Túnel del Sempione, el pasaje ferroviario interalpino que conectaba Italia con Francia y Suiza. En esa oportunidad, participaron 25 países –entre ellos, Argentina con un importante pabellón- y concurrieron 10 millones de visitantes.

La megamuestra del siglo XXI, desde el 1 de mayo hasta el 31 de octubre, ocupa 100 hectáreas de un predio atravesado por dos avenidas principales, como réplica o referencia al urbanismo de la Antigua Roma: el Decumano, de 1,5 km de extensión de este a oeste, y el Cardo de norte a sur. Hasta el momento, Expo Milano 2015 lleva vendidos 12 millones de tickets anticipados, con una expectativa de concurrencia de 20 millones de visitantes a lo largo de toda la muestra. En su primer mes, ya recibieron, según sus organizadores, 2,7 millones de visitas.

El Pabellón Argentino exhibe una presencia digna en el contexto de los otros 144 países; por supuesto con ciertos detalles que se deberían mejorar en los próximos meses, y esperamos que así lo hagan. Cabe destacar que fue entregado en tiempo y forma, aunque la organización de la Expo tuvo algunos atrasos en las obras, que seguían concluyendo los últimos detalles de construcción, incluso la tienda de merchandising recién se terminó de construir el 26 de mayo. En la presentación realizada en la Cancillería el 27 de febrero, el subcomisario del pabellón argentino, Martín Lettieri, puntualizó que el presupuesto del pabellón, otorgado por el decreto 831/2014 era de $89 millones, que a la cotización oficial de aquel día equivalían a 8.682.926 euros.




El espacio de expendio de comidas, que no es un restaurante, sino un espacio informal con barra, mesas altas y taburetes para poco más de 40 personas, tiene mucha convocatoria, pero podría ampliar sus instalaciones para favorecer la circulación de público y su comodidad, ya sea a través de largas mesas comunitarias, o modificando el sistema y reemplazándolo por mesas con atención personalizada de mozos de restaurante.

Además, aunque en el pliego de condiciones para la licitación del manejo de la participación en el pabellón se estipulaba que la cocina del espacio de comidas debía provenir de “una parrilla a leña”, lo cierto es que la parrilla del espacio argentino es un grill, donde la comida precocida –“marcada”- se calienta antes del servicio. Esto hace que muchas veces llegue la porción fría al usuario. Por otra parte, con este tratamiento de cocción se pierde una gran parte de valor agregado aromático y de sabor sobre nuestra carne. Varios visitantes que pasaron por el pabellón se sorprendieron de que fueron al espacio de comida a disfrutar de una carne que ya conocían y les gustaba, y sintieron que no tenía la misma calidad que la que habían probado en nuestro país. El contraste con el restaurante de Uruguay, muy bien atendido con mozos en las mesas y una fragante parrilla de leña, es notable. El país oriental atiende en ese espacio entre 500 y 800 cubiertos diarios.


El Pabellón tiene en su entrada y a lo largo de su recorrido interior la bandera argentina pintada en el suelo. Este dato expresa una muy fea semántica: sentir que quien entra al espacio nacional lo hace pisando su bandera. Por contraste, en el pabellón de Alemania, los colores de la enseña de ese país recorren el cielo raso.
Conceptualmente, el lema de Argentina te alimenta está reforzado con una especie de sublema del pabellón que es “Argentina: mucho más que un silo”, proponiendo que nuestro país no sólo es exportador de materia prima, sino que es productor de agroindustria con valor agregado. Sin embargo, ese concepto se contradice con la forma del pabellón –ocho silos entrelazados.

El propósito de las Expos Universales es la integración de las naciones, especialmente en ésta, cuyo lema es Alimentar el planeta, energía para la vida. Sería interesante agregarle información a las imágenes que se proyectan en un video de 8 minutos de duración, en una impactante pantalla envolvente, para involucrar al visitante con lo que ofrece nuestro país. Para ello bastaría con agregar subtítulos a infografías con datos de ubicación, demografía, cultura y aspectos relacionados con la agroindustria. También podría aprovecharse más la vinculación argentina con Italia a partir de la inmigración de la segunda mitad del siglo XIX.
Como sugerencia, convendría agregar imágenes de procesos industriales a las impactantes fotos de limones, manzanas y otras materias primas, como una manera de reforzar el concepto de nuestro país como productor de alimentos con valor agregado.




Una de las fortalezas del pabellón es la programación cultural, con buenas expresiones como la presentación, en el Día Argentino, del Quinteto Alfredo Piro, que interpretó una versión aggiornada y rockera de Cambalache, de Enrique Santos Discépolo. Por otro lado, el grupo de percusión, danza y teatro El Choque Urbano es un elemento muy funcional como instrumento de atracción hacia el interior del pabellón para el público que pasea por el Decumano, y diariamente este grupo daba clases de tango y otras coreografías a los visitantes.
El Día Argentino, es decir, el 25 de mayo, este grupo de artistas tuvo especial actividad invitando, en la puerta del pabellón, a presenciar los actos del interior junto con la mascota de la Expo, Foody, una figura inspirada en la obra pictórica del artista renacentista Arcimboldo, quien construía imágenes de rostros humanos mediante frutas y verduras.


En el acto oficial, al que asistieron unas 100 personas, hablaron el subdirector de la Expo, Bruno Pasquino, y el subcomisario del Pabellón argentino, Martín Lettieri.
De acuerdo con lo expresado por este último, en esta ocasión, destacó que se destinaron “8 millones de euros que comprenden la totalidad de la construcción” del espacio argentino, otorgada a la firma cremonese Paolo Beltrami S.p.A., ganadora de las dos licitaciones internacionales para la construcción y manejo técnico de la participación.


Un aspecto de la presencia nacional que “deja gusto a poco” es el de los productos alimenticios de nuestro país en exhibición. Si bien se anunció en los pliegos licitatorios y procesos previos a la inauguración del pabellón que se convocaría a la participación de empresas expositoras (que deberían pagar entre $7.500 y $15.000), en el pabellón no hay ningún expositor comercial presente con algún tipo de stand o exhibidor.
Lo que hay es un espacio de difusión, segmentado temáticamente a lo largo de los diferentes meses, con artículos que provienen de un distribuidor de productos argentinos en Trieste, la firma Sabores Argentinos, que exhibía, en el mes de los dulces, Bon-o-bon de Arcor, alfajores Havana, y yerba mate de diferentes marcas, entre otros clásicos productos de nuestro país. Lo cierto es que no se podían comprar los productos alimenticios exhibidos en el pabellón. En contacto telefónico a Trieste con Marcela Gómez, de esa firma importadora en Europa, nos dijo: “Sólo estamos exponiendo, no vendemos; vamos a hacer degustaciones gratuitas de productos, todavía no hemos llegado a un acuerdo, pero veremos”. El 25 de mayo hubo degustaciones al paso de dulce de leche, con porciones muy delicadas para dar a conocer ese sabor al público italiano y europeo. Quizás convendría encontrar la manera de poder comercializar los productos que se dan a degustar, dada la aceptación que tienen entre los visitantes europeos, así como las artesanías del Noroeste, que aún no se han desplegado como atracción. Esas ventas, como hacen otros pabellones, que comercializan sus alimentos y expresiones culturales, permitirían incluso autofinanciar parte de los gastos operativos de la presencia en la muestra.

La empresa que aporta los vinos argentinos en el espacio de comidas del Pabellón nacional es Via dell´Abbondanza, de Genova. El titular de esa firma es Federico Bruera, quien comentó a Ferias & Congresos que tiene un acuerdo para oficiar como proveedor durante los seis meses de la expo; que están aprovisionando al sector gastronómico con vinos de 20 bodegas argentinas y más de 100 etiquetas distintas; y que tienen muy buen movimiento de ventas: alrededor de 70 cajas de 6 botellas por semana, aunque se refiere a la provisión de vinos al espacio de comida, no a compras particulares, que no se realizan. Entre las bodegas más solicitadas destacan la línea San Felipe, de La Rural; etiquetas de los patagónicos Vinos del Fin del Mundo; y también de Bodegas Díaz Bayo.

El pabellón argentino tiene, como dijimos, una presencia digna y sobria, junto con estos aspectos para mejorar que hemos señalado en cada uno de sus puntos. Restan aún cinco meses de presencia en la Expo Universal; un lapso amplio como para corregir falencias, agregar atracciones, mejorar circuitos de atención, ampliar comodidades y aspirar a que Argentina no se conforme con haber arrancado con una presencia digna, sino que se proponga concluir la megamuestra con una participación de excelencia.


Visita presidencial

En el marco de la actual gira por Italia, donde su agenda incluye un encuentro con el papa Francisco el domingo 7 de junio y una disertación en la sede de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, (FAO, por sus siglas en inglés) prevista para el lunes 8, la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, visitará el Pabellón Argentino el martes 9 de este mes. Este presencia fue anticipada por nuestro medio en mayo de este año.
Allí, la mandataria sería acompañada en su recorrida por el comisario General del Pabellón, a su vez Secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería y también Secretario de la Fundación Export.Ar, Carlos Bianco (procedente de la previa Conferencia Ministerial de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, OCDE, en París); junto al subcomisario del pabellón, Martín Lettieri; y los funcionarios Marcelo Riva, Valeria Soledad Bucci, Cecilia Crivelli, y Marcelo Corvalán, designados por Bianco para coordinar las tareas del espacio argentino en Milán durante los seis meses de la Expo.

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